Otro año más que acaba, otro nuevo comienza, ¿nada nuevo bajo el sol, verdad?
El comienzo de un nuevo año trae consigo promesas férreas (o al menos, en el momento de pronunciarlas, sí van acompañadas de una actitud titánica) que incluyen, en muchas ocasiones, cambiar a hábitos de vida más saludables.
Todos conocemos el “esta vez si dejo de fumar” o , “ahora sí que sí me pongo a dieta”… Estas no son más que frases que nos repetimos y no paramos de escuchar por parte de otros, que van cargadas de buenas vibraciones y de convicción pero que por determinadas causísticas, al final, caen en saco roto. Pero… ¿por qué?
En este post vamos a intentar descifrar qué hace que fracasemos en las dietas y vamos a ver de qué manera la actitud con la que las afrontamos es determinante en el éxito o fracaso de las mismas
¿Eres de los que han decidido ponerse alguna vez a dieta e intentar bajar esos kilos de más? ¡Esto te interesa!
Muchas personas deciden dar el paso después de las vacaciones de Navidad impulsados por los excesos de unos días donde abundan las comilonas con familiares y amigos.
Abrimos un gran paréntesis para hacer incapié en las bebidas, tal vez, las grandes olvidadas en todas las dietas. Y es que recordemos que tanto alcohol como bebidas azucaradas, que ya pueden ser tanto zumos industriales como refrescos, a pesar de ser líquidos, poseen un alto contenido calórico.
¡Sigamos!
Lo primero sobre lo que debemos reflexionar es si nos hemos dejado llevar por la culpa del “he comido mucho” o si realmente estamos convencidos de dar el paso y afrontar una vida más saludable. Estar convencidos de querer realizar el cambio ya es más del 50% del proceso. La determinación de querer llevar a cabo algo es el motor que propiciará la actitud necesaria para afrontar todo lo que queremos cambiar sin importarnos el esfuerzo que haya que emplear en ello.
La mente juega un papel determinante en la dieta. Descubre de qué manera la actitud con la que afrontamos nuevos hábitos de vida saludables dictan el éxito o fracaso de los mismos Clic para tuitear
Te invitamos a que reflexiones sobre cómo vas a enfrentar este cambio 😉
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Te damos unos minutos
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Y ¿bien?
Normalmente, se ven dos tipos de actitudes diferentes:
Caso 1: El culpable desesperado
Básicamente es la persona que intenta bajar lo que ha tardado en coger años, en unas semanas o incluso (¡cuidado! disparate viene…) en unos días.
Primera y corta etapa del culpable desesperado:
En este caso, es frecuente ver gente que acude en modo fast & furious, a recetas por Internet milagrosas que prometen hacerte bajar de peso en un tiempo récord y que para ello o tiende a centrarse en pocos alimentos, normalmente sanos, (ejemplo dieta de la alcachofa o de la remolacha) o tiende a restringir calorías de manera salvaje incluyendo, en algunos casos, la sustitución de comidas (esenciales para una correcta nutrición) por batidos o zumos detox.
La desesperación y la poca paciencia nos hacen caer en este tipo de dietas milagro que prometen efectos inmediatos pero que al final, solo son fieles devotos del famoso efecto rebote
La evolución en estas personas, a priori, es favorable ya que ven, en un tiempo considerablemente reducido, cambios notables muy rápidos. El factor común en este período, es la combinación entre el hambre y la frustración de comer poco y alimentos que no les gustan.
Puesta en marcha:
En este periodo, el culpable desesperado:
- Define objetivos irrealistas y muy difíciles de conseguir, lo que le derivará en temprana frustración
- Entiende que la dieta es un período de sufrimiento por hábitos poco saludables del pasado
- Se culpará tremendamente si cae en la tentación de comer algún alimentos restringido en su estricta y disparatada dieta
- Si sufre estancamiento, optará por radicalizar todavía más la dieta, haciéndole un flaco favor a su cuerpo
- No hará ejercicio porque las dietas milagro van acompañadas de la falta de energía y piensa que ya es suficiente estar comiendo cosas que no le gustan y pasar hambre como para encima torturarse de esa manera
El fantasma del culpable desesperado:
Todo este sufrimiento se ve interrumpido por el momento en el que el culpable desesperado cae en la tentación. El famoso bollo, la comida de su abuela, o el refresco azucarado en el que tanto ha pensado, cae en sus redes. Ahí vuelve el fantasma de la culpa para recordarle que hacer dieta no está hecho para él, que no vale la pena vivir llevando ese modo de vida y que la salud es tremendamente aburrida y cruel.
Aquí se ven dos casos, los que se castigan duramente por una inocente comida fuera de la dieta, lo que les lleva tarde o temprano al mismo punto o los que lo dejan por imposible y vuelven a sus antiguos hábitos.
La actitud del culpable desesperado:
Después del fracaso de esos días o semanas de rectitud, le vienen a la cabeza pensamientos negativos de imposibilidad y su cerebro decae ante la falta de motivación. La conclusión y lo que mejor estima oportuno dada la derrota, es dejarlo para el año que viene.
Fin del ciclo… (hasta el próximo inicio de año, claro…)
Caso 2: El racional libre de culpa
Básicamente es la persona que reflexiona acerca de sus hábitos pasados, que entiende que el proceso de transformación no es algo que se vaya a solucionar en el corto plazo y que estudia conceptos básicos de nutrición y se define tanto una dieta como unos hábitos de vida saludables reales y alcanzables, siempre adaptándolos a unas necesidades concretas.
Primera y corta etapa del racional libre de culpa:
En este caso, la primera y corta etapa del racional libre de culpa, está compuesta por el conocimiento y una actitud titánica. El conocimiento puede pasar por uno mismo, investigando en libros o fuentes fiables de Internet o contactando con un profesional del sector que le pueda orientar en el proceso.
Puesta en marcha:
En este periodo, el racional libre de culpa:
- Define objetivos viables a corto plazo
- Entiende que la dieta no es más que saber comer de manera equilibrada y conocer qué necesita nuestro cuerpo a cada momento
- No se culpa si come ciertos alimentos restringidos de manera ocasional, lo ve como un premio por su constancia y determinación
- Ajusta la dieta si existen semanas de estancamiento
- Incorpora ejercicio de manera progresiva porque celebra lo que su cuerpo es capaz de hacer y no lo entiende como el castigo por comer de más
El fantasma del racional libre de culpa:
Ah perdón, es verdad, que el racional libre de culpa no tiene fantasmas del pasado, olvidaba que él si sabe lo que hace y no cae en la “enredadera” del arrepentimiento.
La actitud del racional libre de culpa:
Tras varios meses de cambio, entiende que la cuestión no es vivir en una dieta eterna, si no que simplemente son nuevos hábitos que ya forman parte de su nueva vida. Su cerebro funciona motivado por los pequeños progresos que se van sucediendo. La conclusión es mantener estos hábitos de manera prolongada en el tiempo para mejorar la salud y sentirse mejor con uno mismo.
Principio de una nueva era…
Llegados a este punto ¡Te animo a hacer un poco de autoanálisis y posicionarte en cuál crees que es tu caso concreto!
Si te sientes más identificado con el desesperado culpable, aquí van unos consejos para desterrar a ese fantasma que vive contigo:
- Evita los objetivos surrealistas y cortoplacistas. Nada duradero es inmediato
- Dedícale tiempo al culto al cuerpo. Con esto nos referimos al ejercicio, sí, pero también a adquirir conocimiento. Emplea tiempo en buscar recetas saludables y ricas. Saca momentos para cocinar.
- Prográmate los fines de semana tus comidas entre semana ( o mejor llámanos, te lleva un minuto tener en tu casa u oficina unos menús semanales exquisitos y sanísimos. Principio y fin de autobombo :)).
- Todo será más sencillo si entiendes cómo funciona.
- Comparte tus objeivos y hábitos con los demás. Si llevas tu mismo las pautas de tu nueva vida, muéstraselas a tus amigos o familiares, tal vez ellos puedan darte otra perspectiva a como tu lo ves.
- Una buena actitud es clave en el proceso y progreso. Habrá semanas en las que los avances no parezcan tan evidentes, aún siendo así, no decaigas, mantente fuerte. La constancia es la clave del éxito
- La báscula no siempre es nuestra mejor amiga. El cuerpo es variable, si nos ofuscamos en un par (o tres) de cifras en la pantalla del electrodoméstico más odiado de la historia, podemos caer rápidamente en la frustración. El cuerpo retiene líquidos y estar en un kilo por encima o por debajo, no solo depende de la alimentación o la escasez de calorías que estemos experimentando. (Y mejor no hablamos de los cambios que experimenta el cuerpo de la mujer con el periodo). Te aconsejamos probarte ropa que normalmente utilices o medirte el contorno de la cintura/cadera. Cadera si eres hombre, cintura y cadera si eres mujer. Recuerda que la báscula es orientativa, no una ciencia exacta.
- Si llevas unas semanas sin ver avances, reorganiza lo planificado. Si hacemos lo mismo, difícilmente veremos resultados distintos.
- Permítete algún capricho de vez en cuando. El cuerpo te lo agradecerá dejando de estar en alerta continua de escasez de calorías y la mente tendrá su descanso para poder continuar más fuerte con la disciplina establecida.
- Be pacient, my friend. La paciencia es la clave de la vida.
Las dos claves fundamentales en las que se basa una buena dieta
La dieta hipocalórica es la única que te llevará a la pérdida de peso
Consumir menos calorías de las que necesitamos es la clave infalible para la pérdida de peso. Si nuestro cuerpo, con las actividades que realizamos en el día, necesita 2000 kcal para funcionar, la dieta deberá ser inferior a esas 2000 kcal. Para evitar perder energía o encontrarse fatigado, recomendamos incrementar el movimiento durante el día para que la restricción calórica no sea muy elevada. Es decir, podríamos pasar a una dieta de unas 1800-1900 kcal, lo que no supone un trastorno excesivo en nuestra alimentación, acompañándolo de más movimiento durante el día, o de una actividad física moderada, para pasar de necesitar 2000 kcal, a 2300 kcal. Así el déficit será mayor pero la ingesta no se verá mermada considerablemente.
Pequeños gestos como subir escaleras en vez de coger el ascensor, coger la bici para trayectos de media distancia en vez del coche, salir un ratito a pasear o levantarse de la silla mientras trabajamos y estirar los músculos, suman a lo largo del día.
Una caloría no es igual a una caloría
No es lo mismo la caloría que aporta una palmera de chocolate que una naranja.
Los alimentos, además de poseer una densidad energética característica, tienen el deber de provocar diferentes efectos complejos en nuestro organismo.
No es lo mismo como nos sacia un yogurt natural con avena que un bollo industrial. Al igual que tampoco es igual su digestibilidad, la respuesta hormonal que provocan, etc.
Básicos en toda dieta
- Incorporar en todas tus comidas fruta y verdura.
- Reducir de manera sustancial la carne. Comemos más carne de la que nos hace falta. Sustituyamos alguna ingesta por pescado de calidad.
- El plato ideal es 50% verdura, 25% proteína y 25% carbohidrato.
- Comer alimentos con mucha fibra, dado que son saciantes y facilitan el proceso de digestión.
- Tés como el matcha o verde son buenos aliados en la batalla de perder peso.
Nadie dijo que fuera fácil pero con estar seguro de dar el paso, ya tenemos más de la mitad del camino andado
Y recuerda…
Si el placer midiera realmente cómo de atractivo es algo, nada debería darnos más placer que el autocontrol.
Y si el dolor debiera indicar qué debemos evitar, nada debería ser más doloroso que la falta de autocontrol.
-Musonio Rufo
-Ah, y como todavía los tribunales de justicia de ningún país han determinado en qué fecha ya no está permitido felicitar el año nuevo, y aprovechando la apertura de nuestro nuevo blog, pues eso, que aún a mitades de enero, os decimos: “¡Feliz año nuevo!”
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Defines claramente dos de los muchos tipos de sobrenutrición que nos hacen afrontar o como arrepentirnos de nuestros problemas de excesos alimentarios.
Supongo que como empresa habréis preparado una serie de menús razonables.
Hablo de costes y disponibilidad por edades y actividad física que he visto no incluyes en tu texto.
Buenas tardes, Ángel.
En primer lugar gracias por comentar.
En cuanto a lo que dices, como empresa disponemos de diferentes tipos de menús en función de las preferencias de cada cliente. A la hora de elaborar los menús especializados para un cliente en concreto siempre tenemos en cuenta el tipo de evento que quiere cubrir, las necesidades de los asistentes (nos referimos a las personas que tengan unos estándares en la dieta como las personas veganas o vegetarianas,asi como si hay alguien alérgico o intolerante a algún alimento) y las edades del público asistente.
En cuanto a la composición de los menús, tratamos que sean lo más balanceados nutricionalmente posible.
En nuestra web podrás ver algunos de nuestros platos. Para solicitud de presupuesto, mándanos un correo electrónico con los requisitos.
Muchas gracias de nuevo por tu interés y feliz día.
Hola. Me ha hecho gracia porque estoy mutanfo del desesperado culpable al racional libre de culpa
Ojalá se educara mejor nutricionalmente a gente más vulnerable como adolescentes o personas mayores
¿De qué va a ir el blog de ahora en adelante?
Gracias
Un saludo
Hola Javier.
Muchas gracias por tu comentario.
Totalmente de acuerdo. La educación es la base de la vida. Todo el mundo debería tener nociones básicas de nutrición ya que es algo primordial en nuestra supervivencia y llevar un tipo de alimentación u otra determina de qué enfermedades nos podremos salvar y de cuáles seremos esclavos.
El blog recogerá temas globales de salud, nutrición, Comercio Justo, sostenibilidad y Consumo Responsable.
Esperamos leerte más por aquí.
Muchas gracias de nuevo por tu interés
Felicitaciones desde Guayaquil. En mi tierra apreciamos el Comercio justo sigan
Muchísimas gracias, Carlos.
Saludos desde Madrid y que viva Ecuador y el Comercio Justo