El planeta no pasa por su mejor momento. Según el informe anual de desarrollo humano que publica el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (UNPD), la biocapacidad del planeta es bastante inferior a la huella ecológica del consumo a nivel mundial

 

 

Las comunidades que más contaminan son generalmente las que más consumen. Un ciudadano medio consume diferentes recursos naturales a lo largo de su día a día: agua, comida, ropa, transporte, ocio, tecnología, energía… todo este gasto de recursos, si no se hace de manera sostenible, puede generar un impacto ambiental devastador en nuestro entorno.

Diferentes fuentes afirman que los países desarrollados consumen entre el 60 – 90% de los recursos naturales y generan el 66% de las emisiones de dióxido de carbono.

Por suerte, y cada vez más, la situación en los últimos años está cambiando de forma considerable. Poco a poco se va viendo un aumento en la concienciación medioambiental y social de los consumidores. A la hora de escoger un producto, nos preocupamos más de lo que hay detrás tanto a nivel de impacto en la producción como a nivel de condiciones de trabajo de las personas encargadas en la elaboración, distribución etc. Optamos cada vez más por consumir de manera responsable y ética y eso en un genérico, se nota.

En cambio, no son solo las personas físicas las que deben estar concienciadas con la parte ecológica y social. Las empresas juegan un papel crucial en la sociedad, su impacto de obra es mucho mayor que la de un ciudadano medio y son las que pueden generar un impacto considerable positivo o negativo tanto en la sociedad como en la mejora social con respecto a los consumidores.

 

¿Qué es el Consumo Responsable?

 

No existe definición como tal que lo describa pero se podría explicar como una conducta consistente que se lleva a cabo a la hora de consumir productos o bienes y servicios que va acompañada de criterios sociales, éticos y medioambientales.

 

Los criterios sobre los que se decide si comprar o no un producto va desde cómo está elaborado en sí (ingredientes, materiales…) hasta su origen geográfico, proceso de fabricación o respeto al medioambiente y los Derechos Humanos en todos los eslabones de la cadena.

 

Si lo describiéramos de manera matemática, su fórmula sería:

 

Consumo Responsable = Conciencia social + medioambiental + ética

 

Si lo describiéramos de manera informal, sería:

Consumir únicamente lo que se necesita, evitando derrochar y escogiendo productos que se rijan bajo unos principios éticos, sociales y medioambientales

 

La clave para cambiar de hábitos de consumo es replantearse las necesidades de uno mismo para poder satisfacerlas contribuyendo a la sociedad de una manera justa y sostenible. El cambio reside en uno mismo. Cada persona tiene el poder de decidir a la hora de comprar un producto o consumir un servicio y ver si merece la pena cambiar ciertos hábitos diarios con tal de llevar una vida satisfactoria dentro de los límites biofísicos que el planeta ofrece.

Es muy común oír hablar de voto, en vez de decisión, ya que el hecho de comprar un producto u otro se puede entender como un voto a favor del mismo, apoyando así los procesos utilizados en su fabricación, el trato que se le da a trabajadores y productores y el impacto socioeconómico, cultural y medioambiental que generan como residuos una vez que ya no tienen el uso por el que se compró o consumió.

 

Principios del Consumo Responsable

 

Como tal, el Consumo Responsable no cuenta con unos principios estandarizados que lo definan pero si los tuviera bien podrían ser:

Consumo de productos, bienes o servicios:

1. que no ponen en riesgo la salud del consumidor ni de otras personas.

2. que no suponen un daño significativo al medioambiente tanto en su uso como en la etapa de su producción

3. que no implican directa o indirectamente maltrato animal

4. que consumen una cantidad ingente de recursos naturales o energéticos

5. que han sido producidos bajo competencia desleal

6. que perjudican al entorno y a las personas de otros países o continentes

 

El Comercio Justo es la forma más conocida de Consumo Responsable

 

R que R: la regla de las 3 Rs

 

A raíz de esta forma de consumo, se hizo famosa, ya hace unos años, la regla de las 3 Rs, que mucho tiene que ver con el tema que abordamos hoy: Reducir, reutilizar y reciclar.

educiendo, estamos ahorrando recursos naturales.


eutilizando, estamos aprovechando lo que ya hay sin necesidad de necesitar lo mismo x2, x3, a la vez que estamos alargando su vida útil…

   eciclando, estamos dándole una segunda oportunidad a ese material que ya se usó para un fin pero que puede ser usado para los siguientes.

 

La regla de las 3Rs para un Consumo Responsable: Reducir, reutilizar y reciclar Clic para tuitear

 

 

¿De qué manera podemos contribuir a realizar un Consumo Responsable en nuestro día a día?

 

En la alimentación y vestimenta, optar por productos de Comercio Justo que respetan el medioambiente y garantizan los Derechos Humanos.

 

 

La adquisición de productos, bienes o servicios que provengan de personas que posean dificultades de acceso al mercado laboral como lo pueden ser las personas con discapacidad y las que estén en riesgo de exclusión social.

 

 

A la hora de viajar, buscar iniciativas que contemplen el turismo responsable, donde el consumidor, en este caso el turista, fomente en el lugar de destino la preservación del entorno y el beneficio económico y social de los productores locales.

 

 

Consumir energía renovable. En la medida de lo posible, escoger las empresas que más inviertan en energías verdes como pueden ser la eólica, solar, hidráulica o biomasa residual.
Escoger empresas a la hora de comprar productos o consumir bienes y servicios que sean socialmente responsables y que estén comprometidas con el medioambiente.

 

Optar por la banca ética. Depositar nuestro dinero buscando tanto nuestro propio rendimiento económico como una rentabilidad social conjunta.

 

 

Los diferentes tipos de consumidores

 

Teniendo la base clara nos encontramos con diferentes tipos de consumidores que practican un Consumo Responsable pero que lo que les diferencia son los motivos que tienen cada uno de ellos para llevar este modo de vida.

  • Los que se inician: les preocupa el medioambiente y ven en el Consumo Responsable una forma de ahorro y cero derroche.
  • Los concienciados: entienden que cada gesto suma y que su comportamiento a la hora de comprar supone una serie de efectos directos positivos y negativos para el medioambiente. Además del impacto en el planeta, también les preocupa las consecuencias en la sociedad, desde las no discriminaciones por el motivo que sea hasta la explotación infantil o los Derechos Humanos.
  • Los que ahondan: además de estar convencidos de que consumir de manera consciente es la única manera que hará que el planeta pueda ser sostenible, ponen en práctica los principios del Consumo Responsable e intentan concienciar a las personas que todavía no tienen por norma consumir de una manera no sostenible.

 

El RSC en las empresas

Últimamente escuchamos cada vez más que las grandes empresas tienen departamentos de RSC. Las siglas de RSC corresponden a Responsabilidad Social Corporativa.

Esta no es más que una forma de dirigir las empresas basada en la gestión y análisis de los impactos que sus actividades empresariales generan sobre la sociedad en general. Esto incluiría empleados, medioambiente, accionistas, clientes y comunidades locales.

Las empresas pueden dar ejemplo a los consumidores actuando de manera responsable. La manera en la que ellas trabajan, modifica los comportamientos de compra y educa a la población en su forma de consumo. Además de actuar de manera ética, a las empresas el RSC les repercute en una mejor reputación e imagen corporativa.

A pesar de que la tendencia sea esta, y que cada vez sean más las personas que practican un consumo responsable, los consumidores siguen decantándose por criterios como la marca, el precio, las opiniones sobre un producto o la calidad.

Si bien es cierto que ha habido un gran cambio en el comportamiento de compras de los consumidores de unos años a esta parte, todavía queda mucho camino por recorrer. Incorporamos elementos que incluyen RSC en nuestros consumos pero todavía queda lejos de representar un espectro mayoritario tanto en consumo como en población.

 

Nuestros consejos para iniciarse en el Consumo Responsable

 

1. Infórmate sobre lo que hay detrás de los productos que consumes. Lee el etiquetado de los productos, el origen de los mismos. Ahonda sobre cómo se fabrica o produce y si el proceso de su producción respeta los Derechos Humanos y el medioambiente.

2. Evita derrochar. Muchas de las compras que realizamos son impulsadas por una publicidad agresiva que nos genera necesidades que en realidad no tenemos. Pensar antes de comprar o intentar no dejar llevarse por los impulsos puede ser una opción para no dejarse arrastrar por el consumismo en masa y oportunista.

3. Practica la regla de las 3 R. Reduce tu consumo, reutiliza en la medida de lo posible y cuando ya no quede otra opción, recicla para poder darle una segunda o tercera vida.

4. Consume de manera local y opta por el Comercio Justo y los productos ecológicos.

5.Transpórtate de manera sostenible. No vayas a por el pan con el coche. Para distancias medias, utiliza la bici. Siempre que sea posible, opta por el transporte público.

6. No derroches energía ni recursos naturales como el agua y usa energía limpia y renovable.

 

 

Y tú, ¿practicas el consumo consciente?, ¿desde cuándo?. Cuéntanos cuál fue tu primer consumo responsable y cómo ha evolucionado hasta el día de hoy.

 

 

 

lauraDolz Administrator
Especialista en Marketing Digital: Inbound & Outbound